Había una vez una niña que soñaba muchas cosas entre ellas con algo que denominaban Libertad, alguna ocasión escucho esa palabra así que la busco en el diccionario pero el significado la lleno de dudas decía:
“Ausencia de trabas o impedimentos para realizar algún acto o expresar alguna cosa”
Pensó que eso significaba que no había reglas, así que salió al mundo quiso ir al baño en la calle y la gente la vio mal, luego quiso decirle a un señor que olía feo y él le contesto con una grosería, pensó de nuevo que tal vez ese diccionario probablemente tenía algún error, volvió a buscar en otro libro y encontró más o menos lo mismo, la confusión creció más.
Creció con reglas las de sus papas que le decían no hagas esto, o has esto otro que te conviene más, el tiempo y una ayudadita del destino le hizo ver que cada vez era más difícil encontrar eso de la libertad, si no era por el trabajo, era por la relación de pareja o porque en su casa le veían mal porque hacia cosas que ellos denominaban malas.
Y entro en otra confusión que es lo malo y que es lo bueno, hallo dentro de ella que lo malo era aquello que no debía hacer y lo bueno era lo que todos decían debía ser.
Al final haciendo lo que ella quiere como quiere o como puede llora, porque se dio cuenta que la libertad conlleva algo que se llama responsabilidad y que cada vez que toma una decisión esta trae consecuencias, no existe lo malo ni tampoco lo bueno solo existe lo que hay, los hombres tienen, todos, matices nadie es tan malo nadie es tan bueno, solo esta matizado.
La libertad también esta matizada.
Yo me llamo Libertad y lloro…