Traía un dolor en la espalda como de esos en los que no sabes bien si te duelen los hombros o algo más...
Me levanté de a poco de la cama y comencé a pensar en que los dolores tenían que ver con mis huesos.
Huesos, besos...
El dolor era tan intenso que desprendi de a poco la ropa, primero la playera, ya luego el brasier, el dolor cedia de a poco y luego comprendí que el peso era lo que me causaba dolor.
Decidí pues, romper de a poco con eso, me saque el homoplato. Rasque con todas mis fuerzas hasta que pude sacar un cascajo de hueso, salieron chorros de sangre y luego quise tapar ese agujero inmenso...
Nomás la sangre no cedía. Intenté con un paño húmedo, y nada, le puse hielo y solo se había entumecido. Luego, tome un tramo grande de tela. Lo apreté tanto como me fue posible.
Nada.
Nada.
Nada.
Mis ojos se comenzaron a tornar en blanco. Lo húmedo de la sangre me hizo pensar en que debía quitar el resto, tome valor, quite el siguiente hueso, de a poco la sangre corría y corría...
Me quedé sin peso, pensé ¿Y el agujero?
Ahí blanco, vacío, sin nada.
¿Qué hay en ese espacio?
¿Habrá algo?...tal vez no.
Huecos y más huecos.
Vacios sin fin, interminables. Llenos de espacios infinitos que solo abren y abren y abren.
Nada los llena, nada, la nada también es un espacio tan lleno de tanto.
Soledad, libertad, espacios pues.
Mis ojos se tornaron en negro y ya al fondo aprecie la luz. Esa que es infinita, que deslumbra.
Hallaron mi cuerpo vacío de sangre y lleno de luz.
Infinita mente Jiz.
PD. Lo único que en los últimos años ha llenado mi espacio tan vacío eres tú Iyari mi corazón.