En los últimos días me he sentido un poco cansada de la ya de por si absurda fiesta patriótica que se aproxima, cada año me aturden los gritos, los sombreros, bigotes y toda clase de indumentaria atada a un tipo de mexicano que poco se preocupa de lo que pasa en su realidad.
La verdad es que much@s mexicanos, de esos que han dejado de leer el periódico o de ver los noticiarios están igual de fastidiados que todos los demás, con el único objetivo de buscar alternativas para sobrevivir en una economía caótica y que, como es de esperarse, poco le interesa el grueso de la población.
La discusión de los últimos días en torno a la propuesta de incrementar el salario mínimo se ha convertido en un plato servido para la búsqueda de intereses políticos, que como siempre es un plato de cazadores de sueldos increíblemente absurdos por hacer cosas increíblemente ridículas y fuera de contexto.
Tristemente la sociedad ha caído en un sueño con tintes de película de ficción, gente que esta enferma de deudas, deudas que producen enfermedades y enfermedades que terminan con la gente.
En nuestro país existen tantas realidades como personas y aún no nos hemos dado cuenta de que desafortunadamente coincidimos en lo mismo.
En una charla nocturna alguien mencionaba que en realidad la gente tiene tanto miedo de salir a la calle que solo piensa en proteger a su familia y lo poco con lo que cuenta, por eso poco importa si el gobierno hace o deshace con nosotros, supongo que tiene razón y es que es difícil entender como siendo tantos con las mismas demandas no se puede hacer algo positivo por todos.
¿Cuanto costará este año la fiesta en el zócalo?¿Cuanto invierten las delegaciones en llevar "artistas" renombrados en las fiestas?¿Cuanto ganan los diputados, senadores, políticos y demás rufianes? ¿Cuanto cuesta la dignidad de los que van a ir de acarreados?
Nada ya no cuesta nada, la dignidad se ha perdido, griten pues cuanto puedan el 15 que el 16 no se trabaja, embriagüence todos hasta perder el conocimiento, pierdanse lo suficiente como para olvidarse que son mexicanos, curarse la cruda con la madre abnegada, barran su casa, laven los trastes, recuerden la épica borrachera y luego se dan cuenta que su tarjeta de crédito se ha saturado, o que en la semana habrá que ver como le hacen pa' los pasajes o la renta...
Todo vale madres, nada importa y no existe solución.
Pudranse en sus propios jugos de mierda bendecida...
Enfurecidamente Jix
