domingo, 7 de septiembre de 2014

Violeta...


I.
Y así caminando en la montaña encontré un grillo que solía buscar el verde yo le comentaba del violeta profundo que de vez en cuando desayunaba usualmente acompañado de negro y adornado con tonos pequeños de azul...
II.
El grillo tomo mi mano y me enseñaba a dar pasitos pequeños, cautos pero nunca silenciosos, de pisada fuerte, dejando huella me explicaba de los zurcos y de las arrugas que la tierra tiene cuando ha dejado de llover, de lo triste que huele el maíz y de los hombres...
III.
El violeta que desayunaba era un vicio hacia muchos años que intente dejarlo, pero me resultaba imposible dejar ese sabor de lado, su textura amarga hacia que mis mañanas cobraran sentido...
IV.
Los hombres han cambiado decía el grillo, hubo una vez en que eran azules hoy mas parecen grises sin rastro de sombra, mas parece que cargan una lapida que los empequeñece...
V.
¡La mañana!
¡Mis colores!
La lapida decorada de cosas sin significado destruye sueños y remienda miedos...

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