En la colonia hay una sola tienda que esta abierta desde las 7:00 a.m. sus clientes mas frecuentes a esa hora son los señores en condición de calle, con sus pantalones rotos y cargando sus cobijas se miran haciendo fila en la tienda, traen las manos agrietadas y llenas de monedas que alcanzan a juntar por barrer la banqueta o levantar la basura acumulada, los mas atrevidos piden una moneda para comprar una pachita.
Juntan los cigarros a medio fumar que encuentran en la calle, ellos son los invisibles, los que están sin estar en un mundo lleno de posesiones. Duermen en los andadores, descansan su cuerpo en las bancas donde les da el sol, pasa la gente corriendo hacia el metro procurando no mirarlos, ni olerlos, con el miedo de que los atraquen o les interrumpan su día.
No huelen a otra cosa mas que a soledad, alcohol, sudor y una vida que, en otros casos pudiera parecer triste aunque son los únicos valientes en aceptar sus vicios y tienen la capacidad de huir, incluso de ellos mismos, ¿cuantos de todos nosotros tendríamos ese valor?
Hoy como todas las mañanas, tome de la mano a mi niño, y nos enfilamos a la escuela, en la esquina había patrullas y estaba acordonada la zona, nos miramos extrañados, ¿qué paso mamá? pregunto Iyari.
Ahí tumbado en el suelo con una sábana estaba en cuerpo de uno de esos señores, ahora si lo miraron los vecinos, asombrados decían "que Dios lo perdone", "que Dios lo recoja", "que descanse en paz"
Pensé en lo hipócritas que somos, si era invisible que mas da que hubiera muerto. Iyari permaneció quieto, vimos cuando llego la ambulancia y él pregunto si es que lo intentarían revivir, me dio un dolor en la barriga y le dije que ya no se podía, que el señor había muerto.
La ambulancia se fue y siguió acordonada la zona, tuvimos que dar la vuelta a la cuadra para poder entrar a la escuela.
A la salida de la escuela, los vecinos ya habían lavado y barrido.
Pasamos sin problema, así el día previo a reyes, algunos invisibles fueron vistos por vez primera aun cuando, curiosamente sea la ultima vez en que alguien volteo a verle.