Viernes 23:56 p. m.
La noche sigue igual, cielo oscuro, nublado, ligeramente frío. Tengo el labio del lado izquierdo ligeramente inflamado, añoro sus besos. Tiene los ojos chiquitos, me mira de ladito, ahi desde un recoveco con unas arrugas que delimitan sus años.
Apenas descubri que tengo un enorme problema...
shhhh mucita mi miedo... shhh!!!
Me converti en monstruo, el día en que perdí el miedo de mirarme al espejo y ver en su reflejo mi mirada tan llena de pasado e iluminada de futuro.
Admito que la primera vez fue repugnante observar las bolsas debajo de los ojos, pero ya luego me acostumbré a ellas.
Particularmente cuando recordé esas manos que me hicieron gemir. Ya todo parece más claro, ese monstruo que aquí ves es el monstruo del que me enamoré, y que camina a pasos agigantados al abismo del vivir.
Jiz
“Sea esta la última vez que nombro tu ausencia” murmuraba Rocío mientras el tipo en turno se zangoloteaba encima de ella, con los ojos cerrados concentrado en ir y venir.
Tiempo atrás se había prometido a sí misma no caer de nuevo
en la tentación, pero el territorio de la carne es lo único que le alumbra,
saber los colores y la forma en la que los hombres deseados murmuran y
revientan.
Rocío tenía en una memoria sin precedentes, recordaba a
la perfección cada uno de los hombres con los que había compartido. Recordaba
tatuajes, lunares, gemidos, gestos e incluso aromas.
Esas sombras sobre su cuerpo la hacían brillar, recordar a
cada uno de esos amantes le permitía la ensoñación de seguir en la búsqueda perpetua
del amante perfecto.
Ese que siempre le bajara las bragas y la hiciera gemir,
aquel pues que lea de a poco en su piel, se entretenga un largo rato en verla,
desearla y besarle cada uno de sus lunares.
Termino en un quejido descomunal el hombre, y ella
deseando la sombra se quede mucho tiempo.
¿Será que el deseo deba tener límites? ¿la memoria de la
carne trasgrede el silencio?
Los demonios comen piel y eructan orgasmos.
By Jiz
P.D. I love an Angel instead!
7:00 a.m. comienza la corredera, Iyari no quiere despertar,
y para ser francos yo tampoco.
8:30 a.m. Dejo a mi mamá y a Iyari en la escuela y me
desfilo a trabajar, iba pensando en la bola de pendientes que tengo en las dos
escuelas…
10:20 a.m. Toda chida la Miss Giselita iba con su vestidito
vaporoso caminando como toda una rockstar cuando de repente… zaz! ¡Suelo
mamita! Me caí sobre las piedritas que están camino al estacionamiento… ni les
cuento como me quedaron las rodillas… perdí toditito el estilo. Llegaron mis alumnas bien
mortificadas a levantarme y me llevaron a curar las heridas.
Fin de la historia.
Moraleja, iba rumbo al éxito pero me chingue la rodilla.
