Sorbió el último trago caliente con ese extraño aroma a miedo, antes de tragarlo se deleito jugándolo en su boca, permitiendo que el sabor a dulce permaneciera en su lengua respiro profundo y lo paso, de a poco sintió calor en su garganta y luego en su estomago. Tiro el vaso y se dispuso a jalar del pelo el cuerpo de Nora, lo arrastro desde la cocina hasta el baño.
Nora golpeaba con furia lo que estuviera frente a ella más cuando se trataba de lograr lo que necesitaba; alguna vez estaba tan molesta porque nadie le prendía la televisión que de un solo golpe rompió la mesita de centro, esa que tenia la carpeta de la abuela, la de vidrio recuerdo de cuando se casaron.
¡Que tiempos aquellos!, Sofia había sido tan feliz.
Esa felicidad había regresado cuando, al ver de espaldas a Nora y sin razón aparente se abalanzó contra ella cuchillo en mano y comenzó a clavárselo, al principio Nora la miraba con miedo de no entender lo que ocurría, cuando acabo Sofia creyó la veía con agradecimiento, cada vez que el cuchillo entraba en sus manos sentía como la carne se rompía, el olor a sangre invadía la cocina, ella siguió hasta que Nora con sus enormes ojos abiertos dejo de moverse. Sofia respiro profundo, se levanto, llego a la tarja y mientras cantaba se limpiaba la cara y las manos, pensó con horror que tendría que comprar uno de esos limpiadores que anuncian en la tele.
Rompió en llanto, cuando le dijeron que su hija no había tenido oxigeno suficiente a la hora de nacer y que probablemente tendría secuelas durante toda su vida.
Rompió en llanto recordando cuando su marido las dejo.
Rompió en llanto cuando se miro enfurecida con la vida y frustrada consigo misma.
Tomo entonces el cuchillo de nuevo y corto todo lo que tenía a su paso, disminuyo su sombra y desvaneció su rostro.
Gix...desvanecida...
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