lunes, 5 de mayo de 2014

Rotos.



I.

Rápidamente se vistió, apenas y alcanzo a tomar su pantaleta del piso, colocar de nuevo los tacones y pintarrajear de carmín rojo sus labios.
Salió como loca, corriendo con la presión encima, debía llegar a tiempo, Elsa la esperaba y sabía que si tardaba 5 minutos comenzaría a joderle la vida con sus lloriqueos y reclamos envueltos en balbuceos.
Mientras corría maldecía todo y a todos, e imaginaba que algún día la vida le sería diferente.
Llegó a una vecindad de Garibaldi, al entrar una señora agría le reclamaba que le hubiera dejado a la "chamaca" durante tanto tiempo, saco de una bolsa de plástico que llevaba enredada entre los calzones un billete de a cien. La vieja sonrió diciéndole que a la próxima no se preocupara que podía dejarle mas tiempo a la niña y de lo buena que había sido al comerse todos los frijoles y sin protestar.
Jaloneaba a Elsa que parecía se quedaba dormida, ella esperaba acomodando su falda y buscando levantar las chichis que apenas le crecían. En el callejón caminaban extranjeros borrachos que buscaban un poco de diversión, también estaban los de siempre, la miraban deseándola, frotándose su sexo, saboreándola como si fuera un trago de mezcal.

II.

Todas las mañanas despertaba desahuciado, de sí mismo.
Cansado miraba con una extraña sensación de vacío las fotos de cuando era joven y estaba acompañado de sus musas sonrientes.

III.

Esa noche pensó que sería especial, tomo sus mejores ropas y se perfumo, sonrió al espejo y noto un brillo especial en esos dientes corroídos por la piedra, uso esa vieja loción de catalogo que su madre le había regalado en uno de sus cumpleaños y salió a buscar el amor.
Camino largo rato con una pachita en el bolsillo de su saco, bebía de a poco sorbos que le entumían los nervios.
Llegando a Garibaldi, algunas chicas le sonreían coqueteándole e invitándolo a pasar a alguno de esos lugares donde: "papito pasarás la mejor noche de tu vida", apenas les guiñaba el ojo cuando los de seguridad se acercaban a él dirigiéndolo hacia la calle.
En el oscuro callejón la encontró acomodandose la falda con unos tacones altos con los que apenas podía sostenerse en pie, a su lado una pequeña de si acaso unos cinco años parecía quedarse dormida sosteniendose del muro.
Se acerco lentamente, como si estuviera cazando una presa, solo que la presa en esta ocasión sería Él.
-¿Qué buscas?
- Nada
-¿Nada? y ¿por qué me miras así?
- Así como
- Así como con ganas
- jaja ganas siempre tengo- sonrío
- La noche conmigo cuesta 100 tu pagas el hotel
- No quiero una noche
- Si quieres más te saldrá más caro
- Te quiero a ti
- A mi no me puedes querer, me puedes coger y nomas
- Te quiero a ti, con tus noches y tus días...
- ¡No mames! ni mi Mamá me quiere jajajaja
- Dame tu mano
- ¡No! págame primero y es solo una hora wey, no te quieras pasar de verga porque vengo con mi hermanita.
- No me voy a pasar, solo quiero tu mano.
- ¿Y ya?
- ¿quieres un trago?
- Bueno
Caminaron por largo rato, rotos, soñando...

Jix.

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