La humanidad debe tener treinta mil
años de antigüedad, desde que se volvió Homo Sapiens, dicen, el
mundo ha visto toda cantidad de revoluciones todas encaminadas a un
futuro mejor.
El caso es que ya es futuro y que si
nuestros ancestros vieran el bendito desmadre que tenemos en este
lugar, seguro evocarían a las fuerzas del mas allá para ver si
corregimos el camino.
Seguramente el sueño de casi todos los
seres humanos es ser feliz.
Pero, ¿cómo se puede ser feliz en un
mundo tan horrible?
En este país donde hay chingomil de
machos debajo de las faldas de abnegadas mujeres, y abnegadas mujeres
demostrando su frustración aplastadas viendo la televisión, soñando
con toda serie de artilugios que difícilmente podrán tener.
Donde los pocos estudiantes que
cuestionan son “desaparecidos”, los periodistas, lxs activistas,
indígenas, mujeres (por cierto Eruviel ¡no mames!) y así una larga
fila de “daños colaterales”, la vida ha sido simplificada a
apenas un dato estadístico.
La televisión tiene hoy día un gran
éxito de raiting, desviando la mirada a la casa blanca de Kike y
Gaviota, humanizando al pobre Murillo Karam.
Algunxs dirán que el camino de dios es
el apropiado, en la otra esquina que el dinero, del otro lado los que
acumulan trofeos sexuales, los que cuidan su cuerpo, los que lo matan
de hambre o los que le dan de más y así cada quién vive embarcado
en lo que mas le cobija o en lo que mas teme.
El punto es que esta sociedad ha
fallado, y si fallan las familias cuanto más lo hará el Estado,
¿cuantas madres abnegadas sufren a madres por sus hijos y hasta de
la cárcel los sacan? ¿cuantas veces enseñamos a los chamacos a
decir: “mentiras piadosas”? ¿cuantas veces nos enseñaron a
obedecer y callar? ¿cuantas veces somos cómplices de nosotros
mismos?
Encabronadamente Libertad.
1 comentario:
Me encantó la ultima frase, complices de nosotros mismos
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