domingo, 1 de noviembre de 2020

Historias de domingo y covid.


I.

Ansiaba como pocas veces estar junto a él.

Hacia tanto tiempo, la espera parecía haber llegado a su fin, hasta que el teléfono sonó.

Fueron semanas de estar hablando: del clima, los quehaceres, la soledad, la angustiosa necesidad de sentirse acompañado.

Ese día me bañe muy temprano, busque el atuendo más adecuado, pensaba: ni tan puta ni tan santa...

Conteste el teléfono, escuché claramente como decían su nombre, y colgué. Me senté, encendí un cigarro y pensé: "el muy cabron me dejó colgada"

Después de un rato sin más ni más lloré. Casi una hora después de que me dijeran había muerto de un infarto fulminante.

¡Pendejo! Me dejó con ganas y se va así como si morirse fuera tan fácil, en domingo y con pandemia.

II

En el caos del tianguis caminando entre la gente había una mujer de rostro lánguido, daba pasos flotando como si de una nube se tratara, su cabello llegaba a la cintura y para ser francos era de un negro destellante.

La mujer se contononeaba entre los puestos de cempazuchil y las calaveritas de azúcar, sonreía de vez en cuando al mirar a los viejos, hacía mueca burlona con los más jóvenes pero agradecía con su mirada el aroma de los vivos.

Pocas veces se ha sentido el frío como ayer, el incienso nublaba la vista y parecía que la mujer contaba los cuerpos...

Tal vez en esta ocasión ellos compraban su propia ofrenda...

III.

Te imaginas ir por la calle, tomarnos de la mano y en un ardid romántico besarnos en cada rincón?

Te imaginas siquiera un día en estos días vernos desnudarnos y saciarnos de todo?

Te imaginas que la muerte no ande por las calles?

Te imaginas?

Que sería de ti y de mi en otros tiempos de esos que no había covid.

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