jueves, 14 de octubre de 2021

¿A qué huele un hombre?

 


Estaba muy nerviosa, sudaba como pocas veces, de la espalda corría el agua, llegaba la humedad hasta las nalgas. Las manos me temblaban, y no era para menos. La cita era clara: follar hasta el cansancio.

Busqué el atuendo adecuado, transparencias pensé, medias y solo eso.

Al llegar la tarde lo encontré, ojos profundos y barbado. Debo confesar que me gustan esos hombres de ideas claras e imaginación desenfrenada, me inquietan la mente y la entrepierna.

Nos vimos y nos besamos, me tomo de la mano y fuimos al hotel.

Me beso despacito, su lengua recorriendo mi boca, llego al cuello, me tumbo en la cama y desnudo rápidamente, de esas urgencias monstruosas por apagar la sed. Lamio todo… me abrió cual si fuera un libro, recorrió hoja por hoja, restregaba su barba y la humedad no paraba, solo escuchaba gemidos, hasta que ya no pude más. Le pedía subirse, recargar su peso completo, exigía su fuerza, mientras sus uñas rasguñaban mi espalda deje de pensar y llego la explosión.

Tumbados en la cama nos quedamos, tomando aire seguíamos besándonos, sus manos seguían jugando conmigo, me deje llevar.

Estuve flotando un largo rato hasta que me derrumbe de cansancio… y sin embargo pediría más.

¿A que huele un hombre?

Ahí en ese instante a placer. Aun traigo su aroma en mi nariz.

Placenteramente Giselle

Fotografia: Juan Jose García.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre un placer leerle, que digo placer... ¡Es un orgasmo leer sus siempre inquietantes obras!

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