“Hace 25 años me quede viudo”, decía el señor de vigilancia mientras se acomodaba el aparato auditivo que con mucho trabajo logro comprar.
“Ustedes las mujeres, saben vivir
solas, los hombres en la soledad, o nos volvemos alcohólicos o buscamos
compañía pagando” … “tengo 73 años, en ningún sitio me dan trabajo por mi edad,
cuando joven fui albañil, pintor, plomero, electricista y cuanto oficio se me
presento, luego ella enfermo, se me murió, dejo sus hijos y a mi…”
“Los hijos viven conmigo, les
hice cada quien un cuartito y ahí están con sus mujeres con sus cosas, con los
hijos vaya, en veces el mayor me invita un trago, pero no me dan las
ganas…llorar no es de hombres, extraño a mi mujer, había veces que peleábamos,
otras nos acurrucábamos y nos sobábamos las patas, o los brazos, o nomas nos
quejábamos de la vida, o nos preocupábamos de la muerte…” “Hoy no tengo con
quien hablar, la soledad es cabrona, por eso me vine a trabajar, prefiero mirar
a los escuincles que llegar a mi sillón a tristear, la paga es poca, pero al
menos no me pudro la cabeza mirando la foto de la pared...”
Ustedes las mujeres, con todo y
que digan que son frágiles, saben vivir solas, desde chiquitas les enseñaron,
cocinan, lavan, cuidan…nosotros los hombres sabemos dejarnos morir.
El señor X, vigilante de una
escuela, 73 años.
Entristecida mente Jiz
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