lunes, 4 de mayo de 2009

¡Nos vamos a morir!

Va pa’l Cocol.

¡Nos vamos a morir todos! Miguel gritaba, sonriendo y moviendo los brazos como si con eso el martirio de estar encerrados debido a la influenza porcina se volviera un poco mas leve.
Ana en cambio solo miraba a su alrededor confiada en que la influenza porcina le daba una oportunidad, al menos la de salir unos cuantos días de la Ciudad llena de por si de histeria y ahora con la paranoia de salir a las calles, mas aun la de tener contacto con mas personas probablemente infectadas.
El viaje comenzó con risas, pero quien te dice que todo puede salir perfecto, después de perder el camión por ir a orinar, solo quedaba la opción del raite, la espera en la carretera para ver si un buen samaritano podía recogerlos, tomando en cuenta no solo la violencia sino ahora tambien la influenza, decidieron caminar, hacia calor y sed, ni hablar de el cansancio, todo iba bien, hasta que los fantasmas del pasado hicieron su aparición.
Llegaron a su destino, con ganas de pasarla bien y las cervezas llegaron, al fin y al cabo el viaje había sido agotador, en una cantina situada en el centro histórico de Zacatecas, encontraron una buena cerveza bien muerta.
La cantina llena de fotos y de parroquianos, los músicos tocaban una canción de esas que son solo pa’ los adoloridos pero que con una cheve todos cantan. Así la noche transcurrió, Ana se sentía extraña, debió ser porque era la primera vez en la que se iba unos días con su novio de vacaciones, pero igual era por que la noche se prestaba perfectamente para las caricias.
Pero como decía el pasado regresa y cuando los fantasmas son más reales el dolor tambien lo es.
La tarde siguiente recorriendo las calles del centro él decidió llamar a una vieja amiga, Luz era de esas amigas con las que se vivió algo mas que una sencilla amistad, llegaron a su casa salieron las cervezas y la música, Ana lo noto diferente distanciado, no besos, no abrazos. Hasta que él se levanto al baño Ana entendió, el interrogatorio había comenzado:
-¿como lo conociste?
- en realidad fue chistoso, una amiga en común nos presento y ps’ se dio.
- ¿tienes mucho tiempo con él?
- no, en realidad es poco el tiempo, nos estamos conociendo.
- si se nota que no tienen mucho, sonrió con una mueca burlona, como dando a entender que ella sabia mas de él.
Después de un silencio incomodo decidieron ir al centro y la distancia seguía haciéndose mas grande, Luz y Miguel hablaban de todo un poco incluso de su pasado juntos, Ana caminaba despacio pensando ¡que poca madre!, voy detrás de ellos ni me esperan y aparte esa vieja se burla de mi.
La realidad es que ambos se burlaban, seguramente pensaban pobre wey, llegaron con la intención de beber otras chelas en un lugarcillo del centro, lo malo es que gracias a la influenza el lugar estaba cerrado, aun así esperaron a que la banda llegara, regresaron a la casa y compraron más chelas.
La anfitriona ahora iba acompañada y solo hasta que Toño, el acompañante, la tomo por la cintura Miguel recordó que iba acompañado e hizo lo mismo –me pregunto si habrá sido solo por un acto reflejo jejeje- si ellos se besaban el no tardaba en hacer lo propio, Ana se sintió peor, ahora no solo era tonta si no además usada.
La noche cayo y se quedaron en casa de Luz, se notaba además de un silencio incomodo que Ana y Toño también lo estaban, era gracioso ver que si Miguel y Luz se paraban al baño o por mas chelas, las miradas de Ana y Toño se entrecruzaban tal vez los dos imaginaban que en la cocina, mientras ellos esperaban, aquellos dos recordaban el pasado.
Pero no fue sino hasta el día siguiente que la verdad saldría; Toño tenia que irse ahora solo se quedaban el trío, o mas bien una pareja y una mujer incomoda, Ana.
Las miradas se entrecruzaban, toqueteos aparentemente inocentes, salieron de la casa, a un lugar fuera de la ciudad buscando un balneario para ir a remojar sus jugos, el viaje solo les permitió conocer no mas allá de la puerta del balneario, en la entrada había un letrero que decía: “Cerrado por la injluencia ” así que regresaron con mas jugos y con mucha sed.
En el camión de regreso iban bebiendo cerveza de bote, Ana se sentó en un rincón, con los ojos cerrados y oyendo música en el cel, al voltear se percato que Miguel tenia tomada de la mano a Luz, pero que además se habían besado, de no ser por que ella no sabia ni donde diablos estaba se hubiera bajado, volteo la cara y derramo unas lagrimas. Al llegar de nuevo a la casa de Luz, ella decidió irse a dormir temprano, Miguel y Ana hicieron lo propio, él se quedo dormido después de una sesión de sexo –porque a eso no se le puede llamar amor- y no solo eso además roncaba que daba miedo, Ana no podía dormir y recordó que había comprado una botella de mezcal, se sentía con un hombre a su lado desnudo pero terriblemente sola, engañada y además humillada. Con la botella abierta y un cigarrillo en la boca pensó, que al día siguiente debía regresar a casa con o sin Miguel.
Por la mañana fue peor, la sensación de incomodidad y celos era demasiado, Miguel y Luz aprovechaban cada momento que Ana no estaba para recordar los viejos tiempos, Ana lo sabia no era estupida. Sentados en la mesa del comedor, Ana apenas bajo la mirada y Miguel le mandaba besos a Luz, Ana solo sintió calor en la cara, era el coraje, no iba a hacer una escena, así que le pidió a Miguel se fueran de ahí, lo malo es que él invito a Luz a tomar una ultima cerveza en el centro. Así lo hicieron, Luz al notar el enojo de Ana dio un sorbo a su cerveza y se fue, se despidió con un beso fraternal de Ana, a lo que ella solo dijo: gracias por todo.
Ana no podía ocultar su enojo, se levanto al baño y encerrada lloro por un rato, estaba decidida, en cuanto el se levantara al baño ella tomaría sus cosas y se iría, respiro hondo, seco sus lagrimas y se lavo la cara, salio del baño le dio la llave a Miguel, sorbió de su cerveza y prendió un cigarro, monto en su espalda la mochila, que pesaba tanto como su dolor y la indiferencia de Miguel, justo cuando se disponía a salir corriendo –un habito de Ana sobre todo cuando le lastiman y ella se enamora- pero no pudo.
Juntos se fueron a beber más en otro lugar, fue solo entonces que él la beso de nuevo como si con eso se pudiera compensar la vergüenza.
Solo hasta el camión cuando él quería tocarla:
- ¿Cómo te pareció el viaje?, ¿te gusto?
- Mas o menos en realidad estuve incomoda…
- ¿por qué? ¿Fui yo?
- Mmmm! Es solo que ella con su interrogatorio me hizo sentir mal, menos, como que no estaba a su altura.
- Ps’ si pero es que no había donde quedarnos, ya vez mi cuate solo nos dio chance de una noche su jefa se enojo.
- ¡Jajaja!
La noche se hizo mas larga, cuando Miguel volvió a decir nos regresamos a Chilangolandia y ¡nos vamos a morir!, Ana solo contesto si me he de morir que sea cogiendo, Miguel dijo si que nos agarre a los dos, ó ¿acaso no estas pensando en mi cuando dices eso?. Solo un silencio contesto, el camino fue no solo amargo Ana lloraba, él ni se inmutaba, llegaron a la ciudad abordaron el metro, se despidieron con un beso y él pregunto: ¿Cuándo nos vemos?, ¿me llamas?, Ana solo sonrió y le dijo llámame, subió las escaleras y no volteo atrás.
¡Nos vamos a morir!, ¿con huecos de amor pasado o con el frío miedo a la soledad?.

1 comentario:

Pustulio dijo...

Con huecos de amor pasado yo creo... si si ...

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