Mariana

Como en una de esas películas donde suena una extraña música que anuncia que la actriz principal se desnudará frente a una bola de morbosos vecinos, Mariana entro a un antro de la colonia doctores, de niña había escuchado acerca de ese tipo de “congales” donde las chicas fichan, ese día muy decidida entro al lugar, se sentó en una mesa muchas miradas morbosas le seguían, especialmente la de Deyanira, una de las mujeres que ahí trabajaban desde hacia tiempo, lesbiana por necesidad decidió dejar de lado a los hombres por que todos eran unos hijos de puta que la habían maltratado ella, no le quitaba la vista a Mariana, se acerco ofreciéndole algo de beber, le ofreció la carta, y vio que una chela costaba $35 pensó que para empezar la noche estaría bien. Algunas horas mas tarde y esperando a que Carlos llegara se vio bailando en la pista con un desconocido que le murmuraba cachonderias al oído, le decía que se veía muy rica con esa faldita, que era un idiota con quien salía, que él le podría hacer tener el mejor orgasmo de su vida, pasaron unas horas mas y muchos tragos cuando salió de ahí con el desconocido de la mano. Carlos nunca llamo, pensó que tal vez se había entretenido con alguna de sus amiguitas, así que no sintió culpa hasta que llegaron al hotel y cojieron como desesperados durante muchas horas.

Al despertar reviso su celular y tenia 2 llamadas perdidas una de su amiga Laura y otra mas de Carlos, tenia mensajes uno de ellos decía que lo disculpara pero se había emborrachado y mejor se había quedado en la casa de Rubí, al leerlo se enojo tanto que no contesto, se acomodo un poco y vio el rostro del tipo, la cruda era mas por no recordar si había usado condón a la borrachera de la noche anterior.

Muy lentamente tomo su ropa, entro al baño, se ducho y salió del hotel lo más rápido posible, no sin antes quitarle la cartera al desconocido.

Habrán sido las 3 de la tarde cuando por fin llego a su casa, reviso la cartera y encontró una pequeña agenda, algunas tarjetas, unos recuerditos y dos billetes de $500, la credencial de elector y una foto de él y seguramente su esposa o su novia, todo menos la cartera y el dinero lo tiro a la basura. Justo cuando se disponía a dormir tocaban el timbre, era Carlos le abrió la puerta y le comenzó a reclamar porque ella no le había llamado o contestado de perdida el mensaje. Ella se sentó de nuevo en un silloncito azul que tenia desde hace tiempo cuando cansada de oír gritos se levanto del sillón se desnudo y le dijo que la disculpara pero se había ido de puta, le conto lo que había pasado la noche anterior, Carlos no daba crédito y con la cara pálida le dijo que eso decía para hacerlo enojar, así que ella le mostro el dinero. Totalmente anonadado se callo, sentó y le dijo que porque había hecho algo así.

Ella camino a la cocina bebió un vaso de agua y tranquilamente le contesto: “lo hice por que siempre dices que te gustan las putas, bueno ya soy una de esas”. Carlos indignado le hizo más reclamaciones y ella solo sonreía al oírlo, mas bien lo escuchaba balbucear y pensaba que no tenia sentido seguir escuchándolo. Se levanto y le dijo: “procura cuando salgas cerrar bien la puerta, no me gusta dormir con inseguridad”. Carlos la tomo del pelo y arrastro hacia él, le ordeno se disculpara, de pronto el teléfono comenzó a sonar, la soltó y contesto, era el desconocido diciéndole que era una puta y además ratera, colgó, se hinco frente a Carlos, le bajo la bragueta y justo cuando Carlos pensó ella se doblegaría, ella se metió su verga a la boca y lo mordió, apenas y sintió un dulce sabor a sangre fue cuando escucho el grito de dolor de Carlos, levanto la cabeza lo miro a los ojos y él con una mirada de miedo dijo que la mataría, Mariana tenia sangre escurriéndole de la boca, escupió y le dijo que no importaba que estaba muerta desde el día en que lo había conocido, y ahora era muy feliz, le había quitado lo macho.

Tomo un cuchillo y se mato.

Algunos días más tarde aparecía en el periódico que una mujer loca de celos le había quitado el pene a su amante y después se suicidaría, la culpa era de Mariana por haberse enamorado del tipo equivocado.