martes, 10 de febrero de 2009

Blanca Nieves

Platón dijo: “ no puede haber un alma bella en un cuerpo bello “. Que equivocado estaba, sería porque no había conocido a Blanca Nieves. Era hija del Rey, este se había casado en segundas nupcias pero lamentablemente murió, así que se quedo en orfandad.
Pero en el reino donde vivía no podía haber alguien mejor que su madrastra, una mujer llena de codicia y vanidad. Ella pasaba los días frente a su espejo, con el temor de escuchar una respuesta que delatara más allá de su belleza física, su belleza interior, la del alma.
Cada día al despertar, alrededor de una habitación llena de soledad, se paraba frente a un gran espejo, donde podía verse de cuerpo completo. Uno de esos espejos donde no solo puede verse lo bella o lo fea que se ha amanecido, sino que además tiene propiedades mágicas, adivinatorias. Por ello la madrastra cada día preguntaba, sin dudar: “ espejito, espejito, ¿ quien es la mas hermosa del reino ? “, y el espejo contestaba: “ tu amada reina, quien mas sino tu “.
El espejo mentía. Su belleza era ficticia.

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